Ángel Custodio | Montevideo
@|Al hacer “el balance” de la figura del ex presidente Mujica y de su impacto en la sociedad uruguaya, muchas personas omiten contemplar los aspectos negativos o controversiales de su figura en las distintas etapas de su vida: guerrillero, asaltante, criminal, político y ex presidente. El enfoque se basa en hechos históricos, críticas públicas o cuestionamientos frecuentes. No se pretende emitir juicio personal, sino compilar puntos desde distintas perspectivas.
a) Como guerrillero, asaltante o criminal (años 60 y 70).
– Participación en acciones armadas ilegales: integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, que realizó asaltos, secuestros y atentados.
– Uso de la violencia: justificó la lucha armada como vía de transformación social, lo cual generó víctimas y temor en la sociedad civil.
– Robo a instituciones: participó en asaltos a bancos y camiones de caudales, considerados delitos comunes.
– Secuestros y extorsiones: estuvo vinculado al secuestro de figuras públicas y diplomáticos.
– Condena judicial: fue procesado y condenado por múltiples delitos cometidos en democracia.
– Efectos sociales negativos: el accionar tupamaro contribuyó al endurecimiento del aparato represivo y al Golpe de Estado de 1973.
b) Como político (desde 1985).
– Liderazgo populista: su estilo campechano fue visto por algunos como simplificador o demagógico.
– Alianzas cuestionables: aceptó acuerdos con sectores políticos y empresariales alejados de sus ideas originales.
– Poca formación académica: algunos le cuestionan falta de preparación técnica para cargos de responsabilidad.
– Ausencia de autocrítica sobre el pasado armado: nunca pidió perdón explícito a las víctimas del MLN.
– Aparente desinterés por la gestión: en el Senado o como Ministro de Ganadería, fue criticado por su escasa participación técnica.
c) Como Presidente de la República (2010–2015).
– Liderazgo difuso: durante su presidencia, delegó muchas decisiones, lo que generó falta de conducción clara.
– Gestión cuestionada de empresas públicas: ANCAP terminó con graves pérdidas, lo que generó una crisis política y judicial.
– Reiterados fracasos en diversos proyectos de envergadura: regasificadora, puerto de aguas profundas, etc.
– Aumento de la violencia y delincuencia: durante su mandato aumentaron los delitos violentos, y se percibió inacción.
– Reformas inconclusas: proyectos clave como la reforma educativa o la descentralización no se consolidaron.
– Debilidad en política exterior: hubo fricciones con Argentina, Brasil y organismos regionales sin resultados claros.
– Estilo improvisado: a veces sus dichos espontáneos generaron malentendidos o conflictos diplomáticos.
– Contraste entre discurso y hechos: predicó austeridad y valores éticos, pero toleró prácticas discutibles en su entorno político.
Respetando la opinión de quienes lo ven desde otro punto de vista, en lo personal creo que fue un individuo muy negativo para la sociedad uruguaya en su conjunto.