Miguel Mateos tiene 71 años. Si bien se hizo conocido en los años ’80, cuando se convirtió en una de las más grandes figuras, en esa época no era un artista joven recién salido del colegio. En realidad ya tenía treintaipico, como Charly García y Luis Alberto Spinetta. De hecho, en 1969 tocó en el legendario festival Pinap, a diferencia de Sui Géneris que no fue elegido en las instancias previas.
Con su grupo Zas fue telonero de Queen en Vélez y enseguida grabó su álbum debut, donde estaba su primer hit, Va por vos para vos. Después vendrían muchísimos más, como Tirá para arriba, Perdiendo el control, En la cocina (Huevos), Es tan fácil romper un corazón, Cuando seas grande y Obsesión, entre otros.
Hoy está a punto de celebrar el 40° aniversario de su famoso disco Rockas Vivas, que fue el más vendido en las historia argentina hasta que en 1992 lo desbancó El amor después del amor, de Fito Páez. Armó un repertorio especial con canciones de esa época y acaba de iniciar una gira por todo el continente, comenzando por los Estados Unidos y Canadá.
En Buenos Aires estará el 3 de julio en Movistar Arena y luego irá a Córdoba, Mar del Plata, San Juan, Mendoza, San Luis, Neuquén, Rosario, Santa Fe, Junín, Corrientes, Catamarca y La Rioja.
Las letras de los temas viejos

Unos días antes de poner rumbo al Hemisferio Norte, Miguel Mateos charló con Clarín y confesó que después de este tipo de giras «me duele todo» y se encierra en su casa en Cariló, «pero a los tres meses quiero salir».
Y agrega: «Sé que seguiré tocando mientras me dén el físico, la cabeza y la voz, porque esto que vivo es un privilegio enorme».
-¿Qué es lo que más te cuesta en las giras, cuidar la voz?
-Hay que comer sano, aflojar con el alcohol y ni siquiera tomar en los días off. Tengo una pequeña rutina para hacer en la habitación del hotel, pero nada especial. ¡Mi hijo me llama para ir al gimnasio y le digo que no!

-Metallica le pidió a su mánager sólo hacer shows los viernes y sábados, para no estar lejos de casa en la semana.
-En mi caso, viajo siempre con mi hermano Alejandro, que es el baterista. Hace un tiempo que también viene mi hijo Juan, que es guitarrista y parte importante de todo esto. Es como una PyME, porque en general viene mi mujer, Graciela, aunque esta vez no viaja porque tiene una exposición de pintura y entonces se queda. Es casi la primera vez, porque ella se encarga de todo lo visual y hace las escenografías. ¡Si no hubiera sido por ella, yo no me ponía el arnés y volaba por el aire en el Luna Park de 1985!
-Ahora que vas a tocar más temas viejos, ¿te acordás de todas las letras?
-No. Tengo un teleprompter porque he cometido pifies en vivo. El otro día Bebe Contepomi me mencionó una frase mía y no la reconocí. Era de Una noche más. Y la verdad es que en los shows a veces no me focalizo bien y puede haber algo que me distrae. Así que por las dudas tengo el machete.
-No podrías hacer un tema larguísimo de Dylan o un rap larguísimo de los artistas actuales.
-En definitiva son discursos similares. Pero, bueno, son chicos con una mente más fresca. (risas)
Un aniversario especial
Al encarar una celebración por los 40 años de Rockas Vivas, Miguel decidió recorrer las canciones de sus primeros tres discos, que son los que justamente tocó en los shows del Teatro Coliseo para el álbum en vivo que luego presentó en sus históricas cuatro fechas en el Luna Park, todo un hito en plena recuperación democrática y boom del rock argentino.

Al anunciar esta gira, Mateos escribió: “Hoy que la inteligencia artificial te arma una canción en segundos, una canción del género que elijas y te sugiere una letra con el contenido que prefieras, con todas las ideas preconcebidas y robadas del universo de la música en una nube. Hoy que ese mero menjunje de algoritmos (por ahora) que sólo reproduce lo que ya sucedió nos empieza a controlar, yo decidí hacer una retrospectiva porque me di cuenta de la arrolladora fuerza de las canciones hechas con fuego, sangre, sudor y lágrimas. Mi vida desde 1981 a 1985 y la vida de todos, 40 años del álbum Rockas Vivas, como una síntesis premonitoria desde la clandestinidad y acomodado en mi artística trinchera, celebro el 2025 con todos ustedes”.
-Esta vez no quisiste tocar solamente Rockas vivas, como hiciste en el aniversario anterior, 10 años atrás en el Luna Park.
-Exacto. En principio porque Rockas vivas hizo una síntesis de los tres primeros discos: Zas, Huevos y Tengo que parar. Me di cuenta que obviamente hay canciones que quedaron fuera de Rockas vivas. Del primero, por ejemplo, solo está Va por vos, pero a toda esa patriada le tengo un cariño y ternura tremenda. ¡Mi hijo Juanito me preguntaba por qué quedó afuera tal tema, y hasta yo fui dándome cuenta que Mujer sin ley quedó afuera!
Por eso se me ocurrió que lo más interesante era la exposición de la época, y la intención de la retrospectiva del momento me pareció muy interesante. Es que muy emocionante, y todos los temas suenan de puta madre y hasta hay algunos que son nuevos para el grupo porque ni siquiera los conocían.
La década perdida
Salvo en la reciente biografía El Jefe, de Gustavo Bove, en general hay pocos datos sobre los comienzos de MIguel Mateos, apenas ese de su aparición con el grupo Cristal en el festival Pinap y de ahí un fast-forward al Vélez con Queen.
«Se saben los últimos días nomás -se ríe-, pero cada tanto tocaba solo o a la usanza country con el soporte de la armónica bobdylana en el cuello. Pero nada importante ni para mencionar de toda esa época donde todavía estaba en el Conservatorio. Escuchaba muchas cosas y era como una esponja de toda una movida gigantesca de música».

-¿Ibas a recitales y viste a los primeros grupos de rock de acá?
-Manal, Vox Dei, todos. Iba a las trasnoches y a las mañanas de domingo en el Teatro Coliseo. Todo eso es parte de mi vida como fan. No me puedo olvidar de un concierto de Almendra en el Teatro Flores, y tuve la oportunidad de decírselo a Luis. Tengo también el recuerdo de un Manal en el teatro que está en Av. Córdoba y San Martín, el Payró.
-¿Y cuál fue el empujón para grabar el famoso demo que llevaste a Nueva York para los productores del show de Queen?
-Todavía estaba en un momento de estudio, en el Conservatorio, y mi madre me llevaba al Colón con el abono del Mozarteum. Mi motivación para hacer el demo fue un viaje mío a los Estados Unidos para encontrarme con el argentino Fabián Ross, que estaba en el sello Fania Records y estaba armando la contratación de Queen para Sudamérica. El contacto con Fabián fue muy loco: mi mujer se había recibido de arquitecta y había empezado a hacer sus primeros trabajos de remodelación, conoció a una persona para remodelar la casa y le dijo que tenía un primo que estaba en Estados Unidos en la industria discográfica.
-Tu primer disco tenía una música nueva para la escena loca, más fresca y directa que el sonido sinfónico-progresivo que se seguía tocando acá.
-Exacto. Era un rock más callejero y de garage. Una de mis bandas favoritas es XTC, que es de esa época, y adoro a Chrissie Hynde y The Pretenders, a la que no pude ver por estar de gira.