Un jardinero de 48 años logró que una importante empresa de máquinas de afeitar lo indemnizara por cortarse mientras se afeitaba.
Una Navidad como cualquier otra, Nick Silverthorn decidió que era hora de afeitarse y lo hizo. Al finalizar creía que estaba listo para celebrar, pero cuando se tocó la cara se llevó una sorpresa: descubrió que había sufrido dos importantes heridas.
Tras revisar la afeitadora descartable que había comprado por 3 dólares en un Sainsbury’s de Richmond, en Londres, notó que una de las cuchillas estaba desprendida del cabezal. En vez de quedarse lamentándose decidió hacer la denuncia.
Silverthorn notó los dos profundos tajos cuando empezó a caerle sangre de ambas mejillas. «Mis cortes sangraron durante más de veinte minutos”, recordó el londinense el lunes en diálogo con SWNS Media Group. “Cuando vi la cuchilla colgando pensé que podría haber causado un daño real”.
Nick Silverthorn, el hombre que le ganó a la compañía de afeitadoras. Foto: InstagramComo para él se trató de una “falta grave” de parte del fabricante de afeitadoras decidió que lo mejor sería llevar el asunto a la Justicia. Entendió que “era una cuestión de principios enfrentar a los grandes” (por “grande” el británico se refiere a Wilkinson Sword, una de las fábricas de máquinas de afeitar más importantes del mundo).
Fue en ese momento cuando llamó a los especialistas en responsabilidad del producto, Express Solicitors (defensa al consumidor), que se puso en contacto con Sainsbury’s y luego, a través de ellos, con la empresa fabricante.
Silverthorn conservó la navaja, la caja, el recibo y se tomó fotografías de los cortes. Luego envió la afeitadora a Wilkinson Sword y un mes después recibió la noticia de que lo indemnizarían por 6.250 dólares sin admisión de responsabilidad.
Un hombre en un Sainsbury’s inglés. Foto ilustrativa: EFELa demanda, que ocurrió en la Navidad de 2023, se resolvió en más o menos diez meses gracias al accionar de Jack Klein, la persona de ayuda al consumidor que acompañó a Silverthorn durante el caso.
“Al quedarse con la afeitadora como prueba, consiguió un acuerdo. Esto demuestra que, si resultas lesionado por cualquier producto, puede haber una reclamación válida, sin importar lo grande que sea la empresa”, dijo Klein según informó el New York Post.
