Durante los meses de verano los españoles no dejan de beber vino, aunque no es la mejor época del año en cuanto a consumo. Los blancos, los rosados y los espumosos -o sea, los vinos más ligeros y refrescantes- apetecen más, aunque también hay quien no deja de tomar tintos (algo refrigerados, eso sí). A la vez, se incrementa estos días el consumo de bebidas de vino aromatizado como los spritz pero también de los tintos de verano, los frizzante o las sangrías. Los elaboradores no dejan de innovar con la voluntad de desestacionalizar el consumo de vino. Los crecientes productos desalcoholizados total o parcialmente son una buena muestra de ello.
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